«Enamorao de la vida, aunque a veces duela». Ése es el título del libro que Migueli presentó en el programa Últimas preguntas, de La 2, el pasado 21 de abril.
Muchas de las cosas que contó Migueli se parecen tanto a lo que tratamos de vivir en Caravana, que -con su permiso- os las repetimos aquí.
Migueli decía que entiende toda su vida como una canción contra el catastrofismo. A él, la vida le engancha por la gente «que tiene mala suerte», para compartir el camino, agrandar la familia, y alimentar lazos que te transforman.
«Para ti, ¿qué es acompañar?«, le preguntaban. Acompañar, respondía Migueli, es vivir con, caminar al lado de, sentirse vinculado o vinculada. Es una invitación continua a encontrarnos con gente diferente, diferente de verdad. Porque pretender vivir alejados de lo diferente, inmunizados frente a los dramas de la vida, con esa sensación de estar siempre protegidos… eso no es real, es contrario a enamorarse de la vida, a vivirla intensamente; es contrario a lo que Dios nos sugiere.
Para vivir, no hay más remedio que correr riesgos, riesgos que van ampliando la vida, y la hacen luminosa y alegre.
Esos encuentros a veces duelen, porque hay muchos conflictos y mucho sufrimiento. Pretender protegerse de eso, como en una burbuja, no es una opción.
Decía Migueli que vivir lo que quieres, o -mejor- vivir lo que ves que hace falta, o, como dicen los cristianos, vivir la buena noticia, eso implica «cosas fuertes». Cosas fuertes que hacen que la vida merezca la pena.
Aunque duela.