Carteles

Los dos carteles de 2024

Estamos lanzando dos carteles para dar a conocer Caravana. ¿Cómo decir lo más posible en una sola imagen y en unas pocas palabras?

Uno de los carteles pretende expresar la razón de ser de la asociación, es decir, la herida que nos duele y que nos mueve a actuar: “sin vivienda, sin recursos, sin gente a quien acudir…”. Antiguos conocidos, y muchas personas nuevas que nos van llegando, sufren por eso.

Vivienda. El problema es evidente para quien quiera abrir los ojos. El acceso a la vivienda está imposible si tienes pocos ingresos y una situación laboral insegura.

Recursos. Hablamos de ingresos de 600€ al mes, o de 460€, o de menos (cuando no tienes papeles y sólo ganas algo si te llaman para limpiar alguna casa), o de nada (cuando te quedas sin trabajo, y ya no hay más subsidios, y la salud -física o mental- no acompaña).

Soledad. La soledad en la jungla urbana es terrible. No tienes a quien acudir. Los tuyos están muy lejos. O no están. Y entonces todo se vuelve complejo, incomprensible, cansino. Estás como perdido.

Tu apoyo, su hogar”. ¿El apoyo de quién? De muchos. Quien vive en un piso caravanero, realiza sus tareas hogareñas, y paga su contribución mensual, hace posible que tanto él como sus compañeros tengan un hogar donde vivir. Quien nos hace aportaciones económicas, puntuales o regulares, permite que los alquileres y los suministros se puedan pagar a tiempo, a pesar de que alguno tenga dificultades y no le alcance el dinero ese mes. Quien se hace presente en los encuentros o dedica tiempo a acompañar a otros, ayuda a romper la cápsula de la terca soledad que apaga los ánimos… Todo apoyo cuenta. Cada contribución construye hogar.

El otro cartel pretende expresar cómo hacemos las cosas, el estilo de actuación que buscamos.

No lo escondemos: el desafío pretende “molestar”, removernos del sillón. “Ensancha tu mundo, déjate afectar: acercarse a Caravana sería como asomarse a vidas y personas concretas que, de otra manera, sólo serían -como mucho- categorías o estadísticas. Se trata de introducirlas en el círculo de mis relaciones, de mis amistades, de mi “familia”. Que al decir “mi gente”, “los míos”, es decir, las personas que me interesan y por las que estoy dispuesto a cambiar mi manera de hacer, de actuar, de gastar, entre ahí la gente caravanera.

No se plantea una relación unidireccional de “benefactor/beneficiario”. Deseamos la ida y vuelta, el mutuamente, la relación en la que todos nos vamos transformando. Si te conozco, si nos damos la mano, ya no puedo seguir viviendo igual que antes. Sólo así se desmonta la soledad. Sólo así nos reconocemos hermanos y hermanas.

Lo más osado es eso: “mi casa, nuestra casa”. Igual que la creación entera es la casa común, todo lo mío es también, en cierta manera, de todos, sobre todo de los que peor lo pasan. O somos juntos, o no somos.

Eso es “construir hogar”.

Javier Álvarez-Ossorio

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