Gracias, Francisco

Agradecimiento a Francisco

“¿Por qué os llamáis Caravana?”, nos suelen preguntar. El nombre se presta a confusión. Suena a remolques-vivienda, o a envío de ayuda a lugares en guerra, o a película de vaqueros.

Pero, en realidad, la idea nos vino de un texto del papa Francisco, en su escrito programático titulado “La alegría del Evangelio”. Hablando de nuevas maneras de relacionarse (n. 87-92), invitaba a lo que él llamaba “la revolución de la ternura”, es decir, a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, a superar las sospechas y las desconfianzas, a la alegría contagiosa de las relaciones concretas, cuerpo a cuerpo. Decía que el mejor camino consiste en aprender a encontrarse con los demás con la actitud adecuada, que es valorarlos y aceptarlos como compañeros de ruta, sin resistencias internas. Ahí está la verdadera sanación. Ahí está también, para la persona creyente, el mismo Jesús, presente en el rostro de los demás, en su voz, en sus reclamos.

Toda esa revolución de la ternura, Francisco la describía como “la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en… una caravana solidaria. De ahí nuestro nombre.

Gracias, Francisco, por esa inspiración. Gracias por alentar un espíritu que puede impregnar la acción que hacemos y hacerla deseable, a pesar de las dificultades, y que hace que los cansancios no sean pesados ni agobiantes, sino cansancios felices y esperanzados.

Un día, hablando a solas con él, Francisco me decía que hiciéramos lo posible por “dejar puertas abiertas”. Puertas abiertas para no abandonar a nadie en la cuneta; puertas abiertas para no encerrarnos en egoísmos dulzones; puertas abiertas para que entre aire fresco; puertas abiertas para permitir al que viene encontrar hogar y complicarnos luminosamente la vida.

Puertas abiertas también, y ya no en sentido metafórico, de pisos en los que la gente pueda vivir, descansar, llegar a casa, aliviar la soledad.

Puertas que me hacen pensar en el Maestro de Francisco, el Señor de su vida, que clama: “Estoy de pie a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo (Apocalipsis 3,20). A esa comida, se ha apuntado ya Francisco para siempre. Nosotros seguimos en camino. Gracias.

Javier Álvarez-Ossorio

Abril 2025

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3 comentarios en “Gracias, Francisco”

  1. Inocencia serrano

    Precioso artículo. Retrata muy bien lo que ha sido la Pastoral del Papa y todo lo que nos ha dejado en sus enciclicas, Fratelli Tuti, Evangelio Gaudi, Laudato Si etc.
    ( creo que los latines no están correctos ,perdón) Que la Caravana siga avanzando movida por ese legado que nos deja Francisco. Un abrazo

  2. Ana Maria Bedoya

    Gracias, Javier. Me ha encantado lo que dices, es genial. Lo difundiré.
    Un abrazo para todos los que queremos mucho a Caravana.

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