Semana social del Gran San Blas

CArtel conferencia de Javier

Caravana ha sido invitada a participar en la 3ª Semana social de la unidad pastoral del Gran San Blas, en la zona de Puente de Vallecas y Canillejas, Madrid. Dentro del programa de la semana social, este martes 28 de octubre, Javier ha dado una conferencia, en la parroquia de San Joaquín, con el tema «Vivienda: misión imposible para itinerarios quebrados».

Javier dando la conferencia en San Joaquín

Javier organizó su presentación en cinco puntos.

  1. ¿Qué está pasando con la vivienda? Los datos muestran que la vivienda está carísima y a muchas personas les resulta imposible pensar en comprar una, o ni siquiera alquilar aunque sólo sea una habitación. De hecho, la dificultad del acceso a la vivienda es, según las encuestas, la principal preocupación en España en estos momentos. Las causas son diversas: poca oferta y mucha demanda, el desmantelamiento del parque de vivienda protegida, la especulación inmobiliaria, y el miedo de los propietarios (con las consiguientes exigencias draconianas de las aseguradoras de alquiler).
  2. ¿Qué son los «itinerarios quebrados»? Se trata de personas que, por una u otra razón, han visto deteriorarse o deshacerse completamente los lazos humanos que les proporcionaban apoyo, amparo y protección. Si tener vivienda está difícil para la mayoría, para estas personas aun más.  La falsa idea de la «meritocracia» tiende a pensar que quienes menos oportunidades tienen en la vida son los causantes de su propia miseria. Sin embargo, el verdadero problema es la falta de equidad. Los más pobres son los «des-heredados», es decir, aquellas personas que no pueden contar con una herencia que les respalde, con un entorno que los sostenga, con un cúmulo de riquezas que los arrope. La masa de desheredados es enorme: jóvenes sin futuro, mujeres con pocas posibilidades, familias con menores, inmigrantes, víctimas de prolongados abusos y malos tratos, personas contratadas en negro o con condiciones esclavizantes, quienes andan como perdidos a causa de problemas de salud mental… La angustia en la que viven estas personas, privadas de un ámbito de intimidad y sin capacidad de desarrollar proyectos vitales a largo plazo, provoca patologías y sufrimiento, y conduce a esa «indefensión aprendida», que es el sentimiento de impotencia ante situaciones opresivas y deshumanizadoras.
  3. Abrir los ojos. El drama de la vivienda es una oportunidad para abrir los ojos y tratar de reaccionar ante lo que consideramos como «normalidad». De hecho, los mecanismos que provocan esta crisis se basan en la lógica del dinero. La vivienda se considera un bien de mercado más, para beneficio del capital, y no prioritariamente un hogar para la vida de las personas. Esa es la normalidad neoliberal, que se rige por el imperio de la codicia. Si el dinero es lo más importante, ¿dónde quedan las personas? Se trata de una visión de la existencia basada en la acumulación de la riqueza y el éxito a toda costa, como ilusorias fuentes de una supuesta felicidad. Frente a esa normalidad, que promueve el individualismo y boicotea los lazos comunitarios, es preciso reaccionar con un necesario malestar que no se resigne a la dictadura de una economía que mata, «aun a costo de parecer estúpidos», como dice el papa León (Dilexi te, 97).  
Diapositiva del PPT semana social

4. La «estupidez» cristiana. Tratándose de una conferencia a una unidad pastoral, es decir, a un grupo de parroquias, Javier orientó su exposición en torno a los valores del Evangelio de Jesús, que es la referencia cristiana por excelencia. No hay más remedio que reconocer que, efectivamente, el espíritu de las bienaventuranzas (la pobreza, la mansedumbre, la misericordia, la limpieza de corazón, la aceptación de las afrentas…) son una auténtica aberración social en esta «normalidad» neoliberal en la que andamos sumergidos. Sin embargo, para Jesús, la hermandad con los desheredados no es cuestión de beneficencia, sino de «revelación», es decir, sólo por ese camino podemos conocer mejor a Dios mismo. Los Padres de la Iglesia decían «disparates», como: «no compartir con los pobres es robarles, porque lo que poseemos les pertenece» (san Juan Crisóstomo). Y la Iglesia, en su doctrina social, siempre ha afirmado el destino universal de los bienes (contra la lógica capitalista de la acumulación). La perplejidad aumenta con tan sólo leer el Evangelio y escuchar a Jesús decir cosas que, si las pensamos bien, a la mayoría nos parecerán disparatadas:  «no podéis servir a Dios y al dinero»; «dad al César lo que es del César (él es quien fabrica el dinero) y a Dios lo que es de Dios» (de Dios son la vida y la dignidad de sus hijos e hijas); «guardaos de toda clase de codicia»; «la vida no depende de los bienes»… La codicia es el origen de todos los males. Se necesita la locura de una conversión personal y comunitaria a la lógica del Reino de Dios, para poder reaccionar ante el monstruo que nos anestesia con sus recetas de vida codiciosa, superficial, acelerada y dispersa.

5. ¿Qué hacer? Podemos protestar, exigir a las autoridades que hagan algo (más vivienda pública, más inversión, ayudas al alquiler, etc.). La lucha social, vecinal, política, sindical, es necesaria, sin duda. Podemos también asistir puntualmente al que sufre (aunque ojo a las actitudes «aristocráticas» que acaban despreciando a quien es objeto de nuestra limosna). Pero la propuesta que hacía Javier en su conferencia era la de atreverse a realizar acciones concretas, de tamaño humano y comunitario, que pongan a prueba la verdad de las «estupideces» del Evangelio, que nos afecten en nuestra propia carne, que nos hagan hermanos de los «desheredados», que se muevan a ritmo de la semilla que crece (todo cambio verdadero es lento y poco visible), y reflejen de alguna manera ese compartir la mesa de la vida, que es imagen del Reino que esperamos. Y citó algunos ejemplos en Madrid: la Mesa para la hospitalidad (parroquias y comunidades que hacen acogida de emergencia a migrantes en situación de calle), las familias de SERCADE (servicio capuchino para el desarrollo) que alojan en sus casas a jóvenes africanos recién llegados, Caravana Solidaria (donde propietarios aceptan bajar los precios de alquiler para que varias personas puedan tener un hogar), etc. Cada persona, cada comunidad, tiene la tarea de buscar cómo hacer carne esa otra manera de vivir que Jesús nos mostró.

Agradecemos a la unidad pastoral por la invitación, a Antonio y a Andrés por su cordial acogida, y a todas las personas que participaron en el acto. 

Este artículo ha sido publicado también en la revista guaneliana (de la Congregación de los Siervos de la Caridad) «Servir nº 145».

3 comentarios en “Semana social del Gran San Blas”

  1. Gracias por “seguir haciendo camino”, que decía el poeta, a pequeña escala y de uno en uno 🤝👏👏🍀🍀🍀

  2. ANDRES GARCIA VELASCO

    Un gracias de corazón a ti Javier por tu exposición y testimonio y a Caravana solidaria por ese proyecto tan bonito y en el que me identifico desde lo que estamos realizando en el Gran San Blas. Nos encontraremos en breve en el camino para compartir experiencias y caminar juntos…

  3. Carmen Maria Gonzalez Oliver

    Qué evidente y bien explicado!!. Gracias por hacer ver que podemos hacer mucho mas, vuestro ejemplo es una » revelación » también. Graciass.

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